
Psicología y Familia
Intentar el acercamiento de la figura del terapeuta a niños, adolescentes, jóvenes, adultos, parejas, familias y grupos humanos en general, en esta especial relación entre dos seres: PACIENTE-TERAPEUTA.
Estamos conscientes de que cada una de las personas que llega hasta nosotros a consultar sobre sus síntomas, nos va confiando -gradualmente- sus experiencias y vivencias, sus penas y angustias, sus amores y odios, sus temores y pesadillas, como también mostrando sus fortalezas, sus talentos, sus ideales. Buscando, inconscientemente, ser comprendidos y aceptados en un particular proceso de crecimiento que se va generando en este espacio único y privado, libre de prejuicios y juicios de cualquier índole.
Un trabajo conjunto en que el terapeuta va ayudando al paciente a explotar al máximo su capacidad de ser PERFECTIBLE, a través de las facultades extraordinarias de todo ser humano como son la conciencia (darnos cuenta de lo que pasa en nuestro entorno), y de autoconciencia (darnos cuenta de lo que pasa dentro de nosotros mismos). Y en este sentido, desde las sensaciones más puramente físicas hasta los más genuinos estados de ánimo que pudiere estar experimentando.
Una profunda mirada a su mundo interior plagado de vivencias, sensaciones, sentimientos, emociones, creencias, modelos internalizados de hombre, de mujer, de pareja, de mamá, de papá, que ha ido registrando a través de su vida en esta especie de "caja negra" que es el inconsciente. Y, muy especialmente, acompañado del terapeuta, persona no involucrada en su historia vital y, por lo mismo,objetivamente capacitado para ayudarlo a su reinterpretación.
En otras palabras, el proceso de identificar y elaborar el origen de esos conflictos emocionales inconscientes que le impiden disfrutar plenamente de sus talentos y potenciales. Verdaderos "enemigos" desconocidos que no puede controlar y que en el tiempo pueden ir apareciendo en distintas formas ya conocidas y vivenciadas por muchos, tales como crisis de angustia, crisis de pánico, fobias, baja autoestima, baja tolerancia a la frustración, mal manejo de la agresividad y de la impulsividad con comportamientos riesgosos, temor al compromiso, a la exclusión, al fracaso, somatizaciones de diversos tipos, etc.
Así, este particular equipo humano paciente-terapeuta permite el abordaje clínico de la relación del paciente consigo mismo y con las figuras significativas que lo rodean para lograr, primero, la integración consciente a su personalidad tanto de sus fortalezas como de sus debilidades, para llegar a alcanzar una mejor calidad de vida y comprender definitivamente que ¡¡¡A VIVIR PLENAMENTE TAMBIEN SE APRENDE!!!
Y, más aún, sin importar la edad, el sexo, la raza, la identidad sexual, la cantidad ni la calidad de los conflictos por los que la persona decida consultar.